PLEGAMIENTO
HERCINIANO EN LA PENÍNSULA
Nos
hallamos ante un mapa corocromático, perteneciente a las unidades
morfoestructurales de la Península Ibérica y parte de África al final de la Era
Primaria.
En este mapa geológico se contempla un
paleomar, denominado mar de Tetis, en cuyas mayores profundidades se emplaza un
gran geosinclinal, este paleomar baña las costas de cuatro grandes unidades
morfoestructurales que se observan en el mapa:
- El macizo Galaico-Duriense, que comprende la
actual fachada occidental de la península ibérica, es decir, Galicia, parte
occidental de Asturias, Portugal, parte occidental de la meseta norte,
Extremadura y Sierra Morena.
- El macizo Catalano-Balear, que deriva
hacia en suroeste.
- El mazizo del Ebro, que acabará
por convertirse en la depresión del mismo nombre, y que se halla situado en la
parte oriental del mapa.
- El macizo de Aquitania, en
la parte más septentrional del mapa.
Al finalizar la Era Primaria, entre el
período carbonífero y pérmico se produjo el paroxismo que iba a transformar la
configuración del territorio peninsular. Del seno de los mares que cubrían la
mayor parte de la Península surgieron las cadenas de montañas pertenecientes al
sistema herciniano europeo. El paroxismo principal ocurrió en el transcurso del
período Carbonífero, al principio del cual la sedimentación marina, que había
dominado hasta entonces, fue sustituida por sedimentos continentales
(conglomerados, areniscas, pizarras, etc) con lechos de carbón, abundantes en
Asturias, Sierra Morena, etc.
Concomitante con el paroxismo herciniano
se produjo un activo magmatismo que dio lugar a la erupción de potentes masas
de rocas plutónicas, principalmente de tipo granítico. Asimismo en las
profundidades del geosinclinal, gracias a las elevadas temperaturas y presiones
reinantes, los sedimentos depositados en él se transformaron en rocas
cristalinas de elevado grado de metamorfismo (gneis, pizarras, etc). Se produce
la base de la riqueza minera de la Península.
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